Digitalización para cumplir el nuevo Reglamento de la UE sobre productos libres de deforestación

Escrito por Carolina Pirola y Elisa Criscione

Un año después de que la UE respaldara el compromiso de la Conferencia sobre el Clima de Glasgow (COP26) de detener la deforestación y la degradación de la tierra, la Comisión Europea, el Consejo Europeo y el Parlamento Europeo han llevado el compromiso del grupo con la conservación de los bosques un paso más allá con la adopción de un Reglamento sobre productos libres de deforestación. Según estimaciones de la FAO, el consumo europeo es responsable de cerca del 10 por ciento de la deforestación mundial, y la propuesta de ley, la cual está previsto que entre en vigor a mediados de este año, pretende reducir esa huella mediante el establecimiento de un requisito de diligencia debida para "garantizar que un conjunto de bienes clave comercializados en el mercado de la UE ya no contribuirán a la deforestación y la degradación de los bosques en la UE y en otras partes del mundo". Esto significa que sólo los proveedores capaces de garantizar que sus productos no se han obtenido de tierras deforestadas o degradadas podrán exportar a empresas de la UE. El café, entre otros productos, forma parte de esta legislación. 

Aunque el acuerdo es clave para la conservación y puede tener importantes beneficios sociales y económicos para las comunidades cuya subsistencia depende de los ecosistemas forestales, plantea retos para las empresas de todos los tamaños, en particular a la hora de abordar los nuevos requisitos relativos a la recopilación de datos. 

Finca Puerto Venus, Santa Bárbara Antioquia, foto de Marta Salazar

Recopilación de datos de geolocalización y trazabilidad

Para cumplir con los nuevos requisitos, las empresas cafeteras tendrán que estar listas para recopilar, almacenar y compartir información sobre el origen del producto. De hecho, el Reglamento exige que se recojan las coordenadas geográficas de la finca donde se produce el café para garantizar que el café no se ha producido en tierras deforestadas o degradadas después de diciembre de 2020. Para verificar que el producto cumple los requisitos, la información de geolocalización de la finca puede combinarse después con herramientas de seguimiento remoto por satélite. Estas herramientas también pueden ayudar a identificar posibles zonas con riesgo de degradación del suelo y deforestación. Esto es especialmente relevante, pues el Reglamento establece que el café obtenido en regiones consideradas de mayor riesgo de deforestación requerirá una diligencia debida más profunda.

No obstante, el Reglamento de la UE exige a los proveedores que vayan más allá de los requisitos de geolocalización y hagan por vincular la finca con cualquier empresa o proveedor individual que haya participado en la producción, así como la fecha y el rango temporal concretos de producción. Según ClientEarth, el Reglamento sólo pide a las empresas que recojan información sin indicar específicamente la procedencia de cada lote de producto. Esto significa que si un comerciante envía varios contenedores, sólo necesitará saber que todo el envío cumple la normativa, sin necesidad de incluir información sobre qué producto procede de qué finca. Aunque esto podría crear algunas líneas borrosas en el Reglamento y mayor flexibilidad para las partes interesadas en el café que se importa a Europa, en general implica que cada vez que los granos cambien de manos, de un productor individual a una asociación de agricultores y más allá, será necesario registrar los datos. Este nivel de precisión requiere no sólo la visualización de la localización GPS para las pequeñas superficies de tierra o los polígonos para las tierras de más de 4 hectáreas, sino también la recopilación de datos demográficos adicionales de los productores implicados en cada lote, la cantidad de granos y, posiblemente, otra información como las proyecciones de rendimiento. Por consiguiente, la recopilación de datos necesaria para cumplir con los productos libres de deforestación se vuelve considerablemente más exhaustiva.

Aunque las partes interesadas dispondrán de entre 18 y 24 meses para aplicar la normativa, en función del tamaño de la empresa, lo más probable es que los nuevos requisitos planteen enormes retos a quienes aún no dispongan de sistemas que les permitan recopilar, almacenar y compartir estos datos, ya que las primeras implantaciones deberán tener lugar antes de 2024. Por lo tanto, la mayoría tendrá que dar un fuerte impulso a la integración de tecnología digital en un periodo de tiempo relativamente corto o correrá el riesgo de perder su lugar en el mercado europeo.

Finca Puerto Venus, Santa Bárbara Antioquia, foto de Marta Salazar

La necesidad de conocimiento sobre digitalización

Como primer paso para cumplir este nuevo Reglamento de la UE, los exportadores tendrán que elegir entre los múltiples métodos de recogida de datos de geolocalización y polígonos derivados del campo. Existen dos formas principales de recopilar esta información: mediante el uso de aplicaciones que pueden señalar la ubicación GPS o los polígonos directamente sobre el terreno con el posible apoyo de drones, con la participación de pequeños agricultores o técnicos de campo para la recopilación de datos, o mediante la adquisición de imágenes por satélite que trazan de forma remota la geolocalización y supervisan el estado de la tierra en esa latitud y longitud específicas. Cada una de estas soluciones presenta retos y oportunidades diferentes, como la accesibilidad a la tecnología y los costes, que varían mucho en función del contexto local. Por lo tanto, la adopción requerirá que los proveedores comprendan cuál es el enfoque más adecuado, en función de la infraestructura, los conocimientos y el presupuesto disponibles, entre otros.

A pesar de que la Unión Europea ha destinado 1.000 millones de euros a los países socios de ultramar para compensar los costes previstos para la aplicación y el cumplimiento de la normativa contra la deforestación, la transición hacia una cadena de valor del café más digitalizada es cada vez más estricta, rápida y amplia para los proveedores de café que exportan a Europa. A pesar de que ya se está produciendo una lenta transición digital en el sector, las carencias en infraestructuras, tecnología accesible y formación para los proveedores son obstáculos para una adopción digital generalizada y equitativa. Además, este nuevo enfoque digitalizado de la producción, el procesamiento y la exportación de café podría tener efectos dominó para algunos pequeños productores que se han incorporado tarde. Algunos compradores podrían decidir mitigar los riesgos y los costes de diligencia debida modificando sus métodos de abastecimiento y comprando café sólo a proveedores que ya dispongan de información sobre datos de geolocalización, excluyendo a otros. Es probable que esta estrategia comercial perjudique los ingresos de algunos proveedores.

Los proveedores que aún están dando sus primeros pasos en el uso de herramientas digitales, y para quienes este Reglamento supone un empujón más hacia la inversión en nuevas tecnologías, deben tener acceso a información sobre cómo la digitalización puede apoyar sus operaciones comerciales. Aunque este Reglamento implique una transición "rápida" hacia una cadena de valor del café más respetuosa con el medio ambiente, los proveedores deben considerar la posibilidad de llevar a cabo su debida diligencia interna para comprender mejor qué tecnología puede adaptarse mejor a sus operaciones, cuáles son los costes ocultos y si sus socios están abiertos a apoyarles en el proceso.


Carolina Pirola

Carolina Pirola es una periodista y especialistas en comunicación ubicada en Madrid, España. Su interés por la sostenibilidad le llevó a investigar las comunidades productoras de café en las Islas Canarias y el norte de Argentina, donde descubrió la multitud de desafíos y desigualdades a los que se enfrentan los pequeños productores.

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